Crisis del covid-19. Posiblemente la frase más pronunciada en la última década. De una magnitud aún no dimensionable y efervescente, está afectando a todos los rincones del mundo y actividades, y como no, a la nuestra: el automovilismo.

Sin embargo, hay algo de esa frase con la que SÍ merece la pena quedarnos: crisis. De origen griego, significa decidir, en nuestro caso, decidir cómo será nuestro automovilismo de ahora en adelante. Es la oportunidad para mutar, cambiar, transformar, incluso me atrevería a decir que es la rampa de salida para reinvertar, redimensionar y reconstruir.

Es el momento ideal para arrancar con un modelo nuevo de nuestro deporte, en el que todos los elementos que lo hacen posible, de una forma u otra, tienen exigiblemente que cambiar y avanzar. No es momento de miedos ni de retrocesos, es momento de salir el confort de las últimas temporadas y de unirse. Debemos ser bombillas en la reconstrucción social y alumbrar, no cabe quedarnos impasibles y esperar a que otros nos alumbren. Habrá que escuchar a todas las partes y crear un comité de expertos que canalice todas las propuestas y que, por especialidades, proponga y asesore en la toma de decisiones.

A esta altura del cuento está claro que ya no vamos a poder ir en grupo a ver un tramo, o al menos durante los primeros meses donde nos recomiendan mantener una distancia prudencial, usar mascarilla y guantes. ¿podemos hacer pruebas sin público o limitarlo? ¿estamos preparados para que el cronometraje presencial sea meramente testimonial o de reserva y todo vaya por GPS? ¿es el momento de regular el uso comercial de las imágenes que ofrecen las pruebas? ¿podremos limitar el número de personas en las asistencias según espacio? ¿podemos sacar adelante una mini temporada con garantías? ¿y para quién o quienes serían: uno, dos o más equipos?  Es posible que no estemos de acuerdo en las respuestas a estas preguntas, ni si quiera que estemos en disposición de resolverlas dada la gran incertidumbre que se ha instalado en nuestras vidas, pero es nuestra obligación plantearlas y estudiarlas.

Y si hay algo que está claro a estas alturas es que a Canarias le toca coger la situación por los cuernos y plantear un proyecto de futuro viable, fomentado la participación y seguimiento de las diferentes modalidades y de los diferentes campeonatos, incluso retomando campeonatos unificados. Es el momento de estrujarse las neuronas y pensar, y hacerlo a lo grande. Es el momento para ver el liderazgo que deben ejercer nuestras federaciones, aunando los objetivos de los y las deportistas (de todos, no sólo de los “de delante”) y de las organizaciones, de hacerse oír en las administraciones y colaborar en la consecución de patrocinios para garantizar que no desaparezcan pruebas. Y por qué no, unamos pruebas, recursos y renegociemos juntos pólizas y gastos, a todos los sectores vendrá bien que seamos motor de economía. ¡Nos necesitamos mutuamente!

¿Volveremos? Sin duda, pero necesitamos un plan. Ya no se puede improvisar más. Se acabaron los parches.

 

Adriana Martínez
Técnica en Comunicación y automovilismo